viernes, 14 de septiembre de 2012

Criterios de evaluación y selección de recursos web

                             CRITERIOS DE SELECCIÓN Y EVALUACIÓN DE LOS RECURSOS WEB

Se evalúan teniendo en cuenta el perfil, los intereses y las características de los destinatarios. Existen indicadores que pueden resultar útiles para el análisis de sitios y recursos en Internet. Entre ellos están los siguientes:





AUTORIDAD

Es el responsable del sitio, el autor (puede ser una persona, un grupo de personas o una entidad), se atiende a su prestigio.
¿Está claro quién/es son los responsables del sitio? ¿Se describe el propósito de la organización que promueve el sitio?
Los responsables ¿Tienen prestigio en la temática tratada?










CONTENIDO

Se refiere a la cantidad y calidad de información. Dentro de este criterio se valora:

Cobertura: Se trata de valorar la amplitud y el nivel de profundidad con que los contenidos son tratados en el sitio Web.

Exactitud, precisión y rigor: sin ambigüedades ni errores gramaticales. Que la información se apoye en citas bibliográficas que aparezcan explícitamente para permitir su consulta.

Pertinencia: está relacionada con la validez y utilidad de los contenidos y con la valoración en función de los objetivos y propósitos declarados por el creador del sitio y con el interés que posea la información para el usuario.

Objetividad: se trata de comprobar el grado de dependencia o ausencia de cualquier sesgo ideológico, político o comercial de la información.

¿Es rigurosa la información que ofrece? ¿Es clara? ¿Es relevante? ¿Existe coherencia entre los objetivos, los contenidos y los procedimientos sugeridos? ¿Existe coherencia entre texto, imagen y sonido?¿La información está libre de errores gramaticales y ortográficos? ¿Se presenta de modo coherente y consistente a lo largo de todas las páginas del sitio?



DESTINATARIO

Los usuarios a quienes está dirigido el sitio web.
En el caso de un sitio para niños, la información ¿es apropiada desde el punto de vista de su desarrollo cognitivo? El vocabulario, el lenguaje y los conceptos ¿son adecuados?




NAVEGABILIDAD

Facilidad para navegar dentro del sitio.
¿Se incluye un mapa del sitio? ¿Se puede identificar con rapidez la página que se quiere visitar? ¿Hay un enlace a la página de inicio desde cualquier otra página? ¿Se puede volver fácilmente a una página ya visitada? Los enlaces ¿se pueden identificar con facilidad? Los íconos ¿representan claramente su propósito?




ORGANIZACIÓN

Se espera que el sitio se encuentre ordenado lógicamente y que cada segmento de información se relacione con los demás. Se tendrá en cuenta la presencia de índices, esquemas, títulos, etc.
¿Tiene títulos, encabezamientos o capítulos? ¿Son pertinentes o excesivos, confusos? ¿Existen herramientas de ordenamiento (índices, esquemas, otros)?




LEGIBILIDAD

Responde a una buena combinación de colores, tamaño y tipo de letras, fondos e ilustraciones, que permita leer en la pantalla y navegar de una manera adecuada y atractiva
¿Es adecuado el tamaño de letra utilizada? La imagen de fondo ¿ofrece un buen contraste con el tipo de letra? Las páginas ¿son excesivamente largas o están sobrecargadas?




ACTUALIZACIÓN

Puede referirse a la incorporación periódica de nuevos recursos, la modificación de los recursos y los datos existentes en respuesta a la aparición de nuevos aportes al tema.
¿Se indica claramente la fecha de actualización? ¿Cuándo se realiza la última actualización? ¿Hay otros indicios de que la información está actualizada?



 Fuente:
Buenos Aires (ciudad). Gobierno de la Ciudad. Ministerio de Educación. La información en internet: 1° parte: dónde y cómo buscar información.- Buenos Aires: Biblioteca del Docente, 2010. Disponible en:
http://

sábado, 8 de septiembre de 2012

Características de los usuarios

Podemos estructurar los programas de formación de usuarios en función del tipo y características de los usuarios. De esta forma tenemos diferentes niveles y grados de complejidad de sus contenidos.
Nivel básico o inicial
Dirigido a la comunidad en general, a alumnos del primer ciclo de la educación básica, media, terciaria e ingresantes universitarios. Algunas de las metodologías a implementar en este nivel son: visitas guiadas, presentación de la biblioteca, difusión de servicios y recursos básicos
Nivel intermedio
Dirigido a aquellos individuos que ya poseen algún tipo de conocimiento acerca de los recursos y servicios que les ofrece la biblioteca. Se incluye a los alumnos de segundo y tercer ciclo de la educación superior.
Las formas de instrucción se basa en talleres, articulación con asignaturas, metodología de la investigación bibliográfica.
Nivel avanzado
Dirigido a profesores, investigadores, graduados y estudiantes de carreras de posgrado.
Los contenidos que se presentan son más complejos, con sesiones de mayor duración y jornadas intensivas teórico-prácticas.
Al determinar los diferentes niveles de formación, debe tenerse en cuenta el número de participantes, que dependerá de la modalidad a implementar.
Modelos colectivos
Para las visitas guiadas, charlas de orientación, etc. se aconseja que los grupos no superen las veinticinco o treinta personas. Pueden dividirse en dos subgrupos, uno a cargo del bibliotecario/formador y otro orientado por un auxiliar bibliotecario.
Un máximo de diez personas es lo recomendable para trabajar en sesiones de nivel medio y avanzado.
Modelos individuales
Es el usuario quién necesita y demanda este tipo de capacitación, ya sea porque es el más adecuado a su estilo de aprendizaje o porque no dispone del tiempo para tomar un curso estructurado. El bibliotecario/formador, en este caso es el referencista especializado, quien coordina con el usuario día, horario y el tema de interés.

Fuente:"
Monfasani, R.E.; Curzel, M.F.(2006)"Usuarios y bibliotecas"._ En su: Usuarios de la información: formación y desafíos._ Buenos Aires: Alfagrama, p.89-102.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Alfabetización informacional: presentación en Power point

http://www.slideshare.net/p_pacheco/alfabetizacin-informacional-biblio-redes-2008-presentation

Los tutoriales

Los tutoriales son herramientas que facilitan el aprendizaje a través de la web. Se trata de una guía paso a paso, que busca enseñar una tarea a un usuario que no tiene los conocimientos necesarios para utilizar un producto.  


Diferentes tutoriales


La alfabetización informacional como tema transversal


La Sociedad de la Información ha modificado la forma de relacionarse con los textos y el aprendizaje. Esta realidad hace necesario la adquisición de habilidades en el manejo de la información. Los usuarios deberán ser capaces de manejar la información de forma autónoma, buscándola, seleccionándola, utilizándola, transmitiéndola, evaluándola, creando conocimientos. Resulta entonces necesario hacer hincapié desde la escuela y la biblioteca al proceso de "aprender a aprender" porque el aprendizaje es permanente y se da a lo largo de toda la vida.
En este marco surge el concepto de Alfabetización Informacional, que Cuozzo, Ladrón de Guevara y Verde (2007) definen como “la adquisición de habilidades y destrezas para reconocer cuándo la información es necesaria, y cómo localizarla, evaluarla, usarla y comunicarla de forma efectiva en el momento que se requiere”. 

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De este modo, tanto desde la escuela como desde la biblioteca es imprescindible trabajar en conjunto en un programa de Alfabetización Informacional como eje transversal a todas las áreas, enseñando a aprender, formando para la vida.



Fuente:
  • CUOZZO, Gabriela del Valle ; LADRÓN DE GUEVARA, María Carmen ; VERDE, Marcela Beatriz. “Alfabetización informacional”.— En su: La biblioteca escolar : usuarios y servicios.— Buenos Aires : Alfagrama, 2007.— p. 35-67.

Alfabetización informacional: cuestiones básicas

6 junio, 2005 Por José-Antonio Gómez-Hernández
en Notas ThinkEPI 2007 

Aunque la expresión information literacy se usa desde 1974, y en castellano está en la bibliografía del área de Biblioteconomía y Documentación desde mediados de los años noventa, todavía se observa cierta confusión cuando se habla de este servicio en algunos ámbitos profesionales, por lo que no está demás reiterar unos puntos de partida comunes respecto a la alfabetización informacional.
Precisiones terminológicas
Se considera que tener alfabetización informacional (en adelante, ALFIN) es saber cuándo y por qué necesitas información, dónde encontrarla, y cómo evaluarla, utilizarla y comunicarla de manera ética (CILIP). Sería un prerrequisito para participar eficazmente en la Sociedad de la Información, parte de los derechos básicos de la Humanidad para un aprendizaje de por vida (Declaración de Praga, Debate UNESCO…), y la OCDE, en sus estudios sobre las competencias básicas para cualquier ciudadano (estudiadas en el proyecto DeSeCo), cita entre éstas tanto la ALFIN como la alfabetización digital (Cuevas y Vives, 2005) .
Desde el punto de vista de los profesionales también hablaríamos de ALFIN para denominar los servicios diseñados para facilitar que los usuarios adquieran esa capacidad, y finalmente, desde el punto de vista teórico o de la investigación, designaría un área disciplinar cuyo objeto sería el desarrollo de normas, modelos pedagógicos, criterios de evaluación, estrategias políticas para la mejora de las competencias informacionales de los ciudadanos…
Propuse la traducción de information literacy por alfabetización informacional desde 1998 frente a otras traducciones, porque es correcta gramaticalmente (información admite la derivación informacional, que se usa también con otros términos: cultura, economía, pedagogía… informacional), y es la que creo que más se ajusta a su significado en el contexto del que parte. A veces usamos el acrónimo ALFIN –igual que en el mundo anglosajón se abrevia INFOLIT-, propuesto por Félix Benito, autor de la primera tesis doctoral sobre este tema en España (Benito, 1995) aparte de la de Francisco J. Bernal (1982). Otra expresión relacionada es educación documental, que también formuló Benito cuando diseño un tema transversal para la Educación Secundaria Obligatoria que formara a todos los estudiantes en las metodologías de gestión y uso de la información documental. ALFIN nos valía tanto como acrónimo como de alusión a un deseo de materialización de esta capacidad básica para las personas.
La expresión suena extraña en español a los oídos del ciudadano corriente, que asimila alfabetización con saber leer y escribir. Por eso, prefiero su uso de modo interno, dentro de la comunidad profesional, cuando nos refiramos al desarrollo de servicios o la realización de investigaciones pertenecientes a esta área disciplinar. En cambio, cuando nos dirijamos a los destinatarios finales de este servicio, denominaría a las actividades, cursos, tutoriales u sesiones de una manera más concreta, en función de los conceptos, procedimientos o habilidades que les estemos enseñando. Así evitamos ese aparente tono paternalista o peyorativo en castellano del término, que implica reconocerse analfabeto a quien sigue programas de alfabetización. Aunque realmente todos somos analfabetos en muchos temas, y sería saludable saber reconocerlo, parece que en España solo nos aceptamos analfabetos de buen grado en lo tocante a lo tecnológico, quizás por lo novedoso de las TIC. Por eso se habla con más naturalidad de alfabetización tecnológica o digital que de ALFIN.
A diferencia de la formación de usuarios tradicional, de la que se puede considerar una evolución, la ALFIN no se limita a preparar para usar una institución o sus servicios, ni pretende que el usuario se adapte a nuestros criterios técnicos u organizativos, ni se queda meramente en la instrucción bibliográfica, en las habilidades de búsqueda y localización de la información. La ALFIN pretende o aspira a incluir competencias no trabajadas usualmente en la formación de usuarios: evaluación de los recursos, comprensión, utilización y comunicación de la información. Es decir, para usar la información en la toma de decisiones o generar conocimiento hay que entrar en habilidades congnitivas, e incluso en aspectos éticos. Muchas actividades de formación de usuarios serían aspectos parciales de la ALFIN, pero en función de las necesidades de los individuos, de las posibilidades del contexto o de la colaboración con otros mediadores en procesos de aprendizaje, deberemos ir más allá para incluir el uso reflexivo e intencional de la información para la creación de conocimiento. Yo relaciono la ALFIN en última instancia con los enfoques constructivistas del aprendizaje, el fomento de la autonomía del individuo y el desarrollo de su capacidad crítica en una sociedad compleja, necesitada de implicación y participación democrática.
Los modelos de la ALFIN
La descripción de los conceptos, procedimientos y actitudes que abarca la ALFIN se ha realizado a través del desarrollo de normas (como las de las asociaciones estadounidenses ACRL/ALA, AASL/ALA, las australianas ANZIIL, las británicas de SCONUL, CILIP…), modelos pedagógicos (BigSix Skills, BigBlue)… Hasta ahora la mayoría de las propuestas diferenciaban los contenidos de la ALFIN según se fuera a aplicar con escolares, universitarios u otros colectivos, y eran de ámbito nacional, pues comprensiblemente no es la misma alfabetización la que se requiere en un colectivo científico o profesional especializado que en un medio de cultura oral indígena. El reto en el que estamos es llegar a un modelo de consenso, unas normas internacionales de carácter general, hechas para describir la ALFIN para cualquier individuo, pero lo bastante flexibles como para adecuarse a marcos, colectivos y sociedades diferentes. CILIP lo ha intentado, y la IFLA tiene ya un borrador de Normas internacionales realizado a través del Presidente de la Sección de ALFIN, Jesús Lau.
ALFIN y otras alfabetizaciones
Dado que en inglés se usa literacy por extensión para referirse a la capacidad de usar diferentes medios, tecnologías o lenguajes, se habla de alfabetización audiovisual –la capacidad de compresión y crítica de los medios y lenguajes audiovisuales- tecnológica –la capacidad de manejo de la tecnología de la información- digital –el dominio de los medios hipertexto e Internet-, alfabetización científica –el dominio de la ciencia y sus mecanismos de creación, transmisión y aplicación- y de otras muchas alfabetizaciones. La ALFIN tiene una dimensión comprensiva de las demás, y en la IFLA, para cuya presidente Kay Karesoka ha sido objetivo principal, se ha llegado a formular el concepto de alfabetización continua (lifelong literacy), que englobaría la alfabetización lectoescritora básica, la digital y la ALFIN, integrándola con la idea de aprendizaje permanente (lifelong learning).
Un problema que observamos los defensores de la ALFIN es que en las políticas de desarrollo de la Sociedad de la Información se ha primado por parte de los gobiernos la alfabetización tecnológica o digital, y aspiramos a lograr una mayor presencia de la ALFIN, pues la comprensión y evaluación de la información es una condición para una auténtica apropiación social de las herramientas tecnológicas que mediatizan el acceso y uso de la información. En esta línea estuvo el Congreso de Praga, IFLA y el reciente debate en UNESCO sobre ALFIN dentro del Programa de Educación para todos.
Los métodos de enseñanza y evaluación de la ALFIN
La ALFIN se relaciona con los enfoques constructivistas del aprendizaje, en los que el sujeto hace un aprendizaje significativo, que parte de sus conocimientos previos, y es activo, reflexivo e intencional en la realización de sus tareas. La ALFIN por ello, preconiza métodos activos, en los que el estudiante haga prácticas, resuelva problemas (PBL: Problem Based Learning) teniendo que utilizar información, compartirla (trabajo colaborativo, grupos de discusión), y llegue a ser capaz de autoevaluar el proceso que ha seguido y sus resultados para llegar a ser más capaz de dirigirse autónomamente.
Esto hace que cobre importancia la evaluación. A pesar de que la evaluación tiene mala prensa (por culpa de los exámenes que todos hemos sufrido en nuestra vida, basados en la repetición y en la memorización), es muy importante para saber si realmente a través de las actividades de ALFIN las personas han aprendido lo que les quisimos enseñar y para poder certificarles que han adquirido las competencias informacionales y pueden utilizar este reconocimiento de acuerdo a sus intereses. Por esto hay varios proyectos en marcha para desarrollar herramientas de (auto)evaluación de la ALFIN, y quizás conozcamos pronto experiencias españolas a través de bibliotecas públicas y universitarias (que ya participan e imparten cursos acreditados).
Otra consideración frecuente es que la ALFIN se enseña mejor cuando se hace en el contexto de las necesidades de quienes siguen los programas: por ejemplo, si lo hacemos en la escuela o la universidad, si integramos las actividades de ALFIN con las asignaturas y trabajos de los alumnos, de modo que no les enseñamos a informarse en abstracto o con ejemplos ajenos a sus fines de aprendizaje. Aunque esto hace que la motivación sea mayor, no siempre las actuaciones de ALFIN se pueden hacer dentro del currículo formal, y en todo caso debemos procurar encontrar la relación entre los contenidos de la formación y los intereses de los destinatarios, y dar una acreditación de lo que han aprendido. La colaboración con docentes y el contexto son importantes, pero lo fundamental es enseñar a informarse a la gente en cualquier situación, y más cuando el aprendizaje continuo ha roto la frontera entre educación formal y aprendizaje informal. La relegación de la ALFIN tendría que ver en España con la dificultad para el cambio de la cultura docente y la insuficiencia de las bibliotecas escolares, lo que perpetúa los métodos didácticos basados en la transmisión y reproducción de contenidos, más que en el desarrollo de competencias. Así los ciudadanos se forman más como consumidores que como gestores de sus propias necesidades de información.
ALFIN y organizaciones
Por último debemos referirnos a que, aunque pueda parecer que la ALFIN sea un tema principalmente bibliotecario y de otras instituciones documentales con un componente didáctico, creemos que también es muy importante en las organizaciones en general, en donde se relaciona con gestión del conocimiento: En realidad, la ALFIN en el ámbito organizacional abarcaría habilidades relacionadas con trabajo en intranets y metodología de comunidad virtual, elaboración de documentos colectivos, compartir información de interés para la organización, documentar los procesos internos… son habilidades de información que contribuyen a la organización del conocimiento.
Referencias

Gómez-Hernández, José-Antonio. “Alfabetización informacional: cuestiones básicas”. AnuarioThinkEPI, 2007, v. 1, pp. 43-50.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Mapa conceptual





EL MODELO BIG 6

El modelo BIG 6 es un proceso de enseñanza para desarrollar competencias en el manejo de información.
En el mundo de hoy la gente se encuentra saturada de información, fenómeno que afecta de manera particular a los jóvenes estudiantes a la hora de realizar las actividades que le son específicas. Esto hace que el rol docente sea diferente comparado con algún tiempo atrás. Ahora el proceso de enseñanza aprendizaje debe ir acompañado de la socialización, el incentivo y la enseñanza de aprender a aprender, que servirá para el resto de sus vidas.
De esto se desprende la necesidad de enseñar el manejo de la información y el uso de las tecnologías para ello.

DESCRIPCIÓN DEL MODELO BIG 6

Los creadores del modelo Big 6 son Michael Eisenberg y Bob Berkowitz quienes han puesto sus conocimientos a disposición de quien lo necesite, y compartiendo experiencias de quienes utilizan este modelo a través de la página oficial www.big6.com.
El modelo consiste en seis pasos para el manejo de la información, seis áreas o competencias que los usuarios de la información deben desarrollar:
  1. Definición de la Tarea a realizar: Atiende al interrogante ¿Cuál es el problema?. Para ello debes enfocarte en identificar el problema (interrogantes a atender), e identificar la información necesaria para completar la tarea.
  2. Estrategias para buscar de información: En este punto debes buscar las posibles fuentes de información (CD-ROM, enclicopedias, sitios web, periódicos, revistas especializadas, videos, etc...) y escoger las más convenientes. Se debe establecer un plan o estrategia para buscar sobre esas fuentes con un criterio específico.
  3. Localización y Acceso: Atiende a la interrogante ¿Qué obtuve? o ¿Qué encontre?, en este punto, debes ubicar entre los recursos, los que sean potencialmente útiles, es decir, clasificarlos.
  4. Uso de la información: Atiende a las interrogantes ¿Qué es realmente útil, ¿Qué es importante?. Para ello, debes ver, leer, escuchar, subrayar, anotar, citar, sacar copias, verificando la pertinencia y la relevancia de la fuente, es decir, debes seleccionar.
  5. Síntesis: Aquí debes organizar la información proveniente de las fuentes que seleccionaste y plantearte la interrogante ¿Cómo encajan juntas todas esas partes?, de modo que al armar el rompecabezas, visualizes claramente lo que quieres dar a conocer. También en este punto, debes crear y presentar un producto (reporte escrito, presentación de PowerPoint, etc), por lo tanto debes pensar ¿a quién va ir dirigido este producto?, ¿cómo se verá el producto final?. En pocas palabras, sintetizar y producir.
  6. Evaluación: Finalmente, debes juzgar el producto(efectividad) y ver si este llena los requisitos planteados inicialmente, además debes juzgar el proceso (eficiencia), es decir, evaluar la forma de cómo ustedes manejaron el problema de información. En pocas palabras, evalúan su propio trabajo y el procedimiento que llevaron a cabo. Además debes reflexionar acerca de qué aprendiste.
En este modelo el protagonista central es el estudiante, pero el docente tiene una importante tarea de la cual depende el éxito o fracaso de los trabajos de investigación:
a) Debe presentar a sus estudiantes sugerencias o líneas de investigación donde efectivamente se encuentren problemas en el manejo de la información.
b) Debe ofrecer un modelo eficiente, coherente y exhaustivo para manejar la información.
c) Debe colaborar con sus estudiantes entregando pistas respecto de cómo solucionar los problemas en el manejo de la información, este rol es, además, compartido con el bibliotecario (especialista en conservación y archivo de información).

Fuentes
http://pedablogia.wordpress.com/2007/03/29/aprendizaje-por-proyectos-el-modelo-big-6/
http://www.profesoraeugenia.blogspot.com/2006/07
http://biblioteca.upra.edu/file.php/1/PDI/modelo_big6.pdf

domingo, 2 de septiembre de 2012

                                 "La biblioteca escolar se transforma en un agente educativo"
                                                 Video conferencia de Mónica Baró
 
      


Proyectos de bibliotecas escolares

BIBLIOTECA ESCOLAR SOTO MAYOR Y TERRAZAS. EUROPA
http://bibliotecasotomayoryterrazas.blogspot.com.ar